
KUNZ ESTUVO DETENIDO

El momento en que es llevado por la Policía
La detención de Gabriel Alejandro Kunz fue el miércoles 11 en Avellaneda.
Esta es la historia:
Ana le relató a este CIB en conversación telefónica que ella y su marido supieron del emprendimiento de Kunz a través de las redes sociales. Leyeron el aviso de una empresa de logística que contrataba vehículos para ponerlos a trabajar. Desde San Isidro vinieron al sur, hasta Avellaneda. Acordaron que cobrarían 220 mil pesos por mes por sus tres vehículos. Para acercar los rodados debieron apelar a otros choferes que reconocen que Kunz los recibió y saludó; a el le dieron las llaves de los vehículos.
Tal entrega ocurrió el 10 de octubre.
Cuando se cumplió el primer mes, fueron a cobrar y no encontraron nada. El lugar donde funcionaba la logística es el de la foto de apertura de esta nota.
El marido de Ana fue con una camioneta similar a otra que le habían entregado. Kunz, que andaba por ahí, se confundió, se acercó a la camioneta que creyó que era parte de su flota y preguntó:
–¿Ya está ésta?
Entonces, el marido de Ana lo tomó del cuello para exigirle explicaciones.
Kunz pidió calma y los invitó a su departamento, a la vuelta, para charlar tranquilos.

El matrimonio accedió. Registraron todo, tomaron fotos de cada frente de edificio y filmaron con celulares, hasta que ingresaron al departamento en la planta baja.
Allí, Kunz les pidió que no grabaran y que dejaran los celulares en un cajón.
Los visitantes dejaron sus aparatos, aunque no los apagaron, continuó la grabación en audio, que fue compartida a este CIB.
Kunz intentó envolverlos con palabras y promesas para el futuro inmediato, pero ya no le creyeron y le exigieron la devolución de los vehículos, sin más vueltas. Cuando él quiso irse, la mujer llamó a la Policía.
En ese contexto fue detenido el miércoles 11.
Llamaron a otros damnificados para que sumaran sus denuncias. Ese fue el prólogo de la emisión televisada el sábado 14 por C5N en que tanto Ana como otros fueron a testimoniar a la Comisaría 5ª de Wilde, donde varios testigos reconocieron a Kunz como el estafador.