La Secretaría de Energía creó el Programa Nacional de Etiquetado de Viviendas (Pronev), con el propósito de impulsar medidas de eficiencia energética en la construcción y refacción de inmuebles familiares, que representan más de la cuarta parte del consumo total de electricidad en todo el país.
La medida se plasmó por medio de la resolución 5/2023, publicada esta semana en el Boletín Oficial, y en ella se invita a las 23 provincias y la Ciudad de Buenos Aires a adherirse al programa a través de la firma de convenios con la Subsecretaría de Energía Eléctrica.
Con la norma también se creó el Aplicativo Informático Nacional de Etiquetado de Viviendas, para «realizar la carga de datos de una vivienda y emitir la Etiqueta de Eficiencia Energética, el cual funcionará bajo la órbita de la Dirección Nacional de Generación Eléctrica», se indicó en el artículo 2 de la resolución.
«La implementación de un sistema de etiquetado de eficiencia energética de viviendas constituye una herramienta de política pública de fundamental importancia, ya que permitirá cuantificar el requerimiento energético de las viviendas de todo el territorio nacional, de manera de poder compararlas entre sí bajo un criterio unificado», sostuvo la Secretaría de Energía en los considerandos de la medida.
A partir de esa comparación, Energía prevé «construir una línea de base que sirva de referencia para la elaboración de nuevos programas y el direccionamiento de mecanismos de incentivos, a los fines de mejorar las prestaciones energéticas de las viviendas y reducir el consumo de energía en los hogares».
Las políticas tendientes a lograr estándares apropiados de eficiencia energética en las construcciones de viviendas se remontan al 2007, cuando se aprobaron los lineamientos del Programa Nacional de Uso Racional y Eficiente de la Energía (Pronuree).
El 12 de octubre de 2016 se conformó la Mesa de Trabajo Nacional «Sistema de Calificación y Certificación Energética de Edificios destinados a Vivienda», que estableció los criterios técnicos y procedimientos básicos para el desarrollo e implementación de un sistema de calificación de eficiencia energética de inmuebles destinados a vivienda, de alcance a todo el territorio nacional.
Posteriormente, a partir de un convenio con la provincia de Santa Fe, se desarrolló el Aplicativo Informático Nacional de Etiquetado de Viviendas, «que actualmente cuenta con más de 2.600 usuarios activos y más de 3.400 viviendas analizadas», indicó Energía.
En ese marco «se han ejecutado 8 experiencias de implementación (pruebas piloto), analizándose a través de estas experiencias un total de 1.357 viviendas en todo el país, y se han dictado 17 ediciones del Curso de Etiquetado de Viviendas (CEV) para Certificadores, alcanzando a más de 800 profesionales de la construcción pertenecientes a 18 Provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de los cuales 78 han participado de una primera edición del CEV para Formadores», añadió.
Asimismo, un informe técnico de la Dirección Nacional de Generación Eléctrica «concluyó que la implementación de medidas pasivas y activas de eficiencia energética en el sector residencial resulta fundamental», ya que «representa el 27,4% del consumo energético final total del país».
En tanto, el sector de las construcciones en general «representó el 37% de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía en el año 2021, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente».
En consecuencia, Energía consideró que «existe un gran potencial en este sector para la reducción de las emisiones de los gases de efecto invernadero y para la consecución de los compromisos de mitigación y adaptación al cambio climático asumidos por el Estado Nacional».
Aunque aún no cuenta con la difusión que tiene en varios países de la Unión Europea, el etiquetado de viviendas ya está vigente en la Argentina y guarda similitud con el que rige para los electrodomésticos, con una certificación que prioriza un consumo más eficiente, de modo de combinar el ahorro sin resignar condiciones de confort.