El sábado 12 de noviembre la Diócesis de Quilmes celebró la XXVII Misa de la Esperanza en el Cruce Varela, a pesar de las amenazas de lluvia que se disiparon con tímidos rayos de sol. Junto con esta tradicional celebración, la diócesis se unió a la VI Jornada Mundial de los Pobres convocada por el Papa Francisco.
El Obispo de Quilmes, Carlos José Tissera, presidió la Eucaristía acompañado del Obispo Emérito de Río Gallegos y colaborador de la diócesis, Juan Carlos Romanín sdb, y sacerdotes y diáconos de la diócesis. Una multitud proveniente de los partidos de Berazategui, Florencio Varela y Quilmes se hicieron presente y participaron activamente de la misa y festival.
Monseñor Tissera agradeció la presencia del Intendente de Florencio Varela, Andrés Watson, del Director de Cultos de la Provincia de Buenos Aires, Juan Torreiro, de la Directora de Cultos del Municipio de Quilmes, Mariana Rodríguez, del Secretario de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos de Quilmes, Roberto Gaudio, y del Provincial de los Misioneros del Verbo Divino (Congregación de la que formaba parte Jorge Novak), Padre Marcelo Cattáneo.
En su homilía, el Padre Obispo Carlos Tissera subrayó que “la Jornada Mundial de los Pobres se presenta este año como una sana provocación para ayudarnos a reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre tantas pobrezas del momento presente”. Y recordó que “al inicio de la inesperada y oscura tempestad de la pandemia, nuestro querido Papa Francisco magistralmente nos invitó a sentirnos todos en la misma barca, y a aprovechar para aprender lecciones de humanidad para salir mejores. Hoy podemos decir, que unos pocos se subieron a otra barca blindada y desde sus sitiales de poder inventaron nuevas cadenas para atarnos a una mayor pobreza e injusticia, enfrentando a los pueblos en esta tercera guerra mundial”.
El Obispo de Quilmes hizo presente al Siervo de Dios Jorge Novak y retomó las palabras de su última Misa de la Esperanza, al principio del milenio, en donde decía que “hay esperanza porque miles de padres de familia alimentan y aman con ternura a sus hijos. Hay esperanza porque hoy muchas servidores y servidoras organizan comedores para que niños y ancianos tengan, al menos, una comida al día. Hay esperanza porque muchos voluntarios y voluntarias están junto a la cama de los enfermos como auxiliares de las familias y de los hospitales. Has esperanza porque muchos docentes forman con amor el cerebro y el corazón de las nuevas generaciones. Hay esperanza porque todavía quedan funcionarios y profesionales honestos…”
Monseñor Tissera se hizo eco de las palabras del Papa Francisco en su libro “Soñemos juntos: el camino a un futuro mejor” para hacer un fuerte llamado a la feligresía: “La Iglesia nació precisamente aquí, en la periferia de la Cruz donde se encuentran tantos crucificados. Si la Iglesia se desentiende de los pobres deja de ser la Iglesia de Jesús y revive las viejas tentaciones de convertirse en una élite intelectual o moral”.
El titular de la Iglesia de Quilmes agradeció a los miembros de la Vicaría de Solidaridad por la organización de la misa, a la Pastoral de Juventud por ponerse al hombro el “festival de la Esperanza” que se realizó ante de la misa con la presencia de stands de los diferentes carismas y departamentos de la Diócesis, al Papa Francisco por designar un Obispo Auxiliar para esta iglesia particular, a Eduardo Gonzalo Redondo Castanera, Obispo Auxiliar electo de Quilmes, por aceptar este llamado, y a “tantas hermanas y a tantos hermanos que, a pesar de las carencias y dificultades, siguen organizándose para resistir a las injusticias; los que día a día sirven a los demás más allá de sus obligaciones. A los que no bajan los brazos para sostener los centros comunitarios y lo hacen con alegría y desinterés; a todos los que de diversas maneras acompañan a los niños, adolescentes, jóvenes y a las personas mayores en tantas necesidades”.
Durante la misa se recordó al Padre Carlos Abad, fallecido este año, y al Nuncio Apostólico Mons. León Kalenga Badikebele, que acompañó la celebración en 2018 y “hoy nos sonríe desde el cielo”.
Antes de comenzar la misa estuvo presente el Obispo de la diócesis vecina de Avellaneda-Lanús, Marcelo (Maxi) Margni, que se acercó a saludar al pueblo de Dios que peregrina en Quilmes, Florencio Varela y Berazategui.