En su vida pública como líder de la iglesia, el mundo ha ganado un legado y un ejemplo a seguir: El de persistir en las convicciones, tanto en una villa como en la cima del poder mundial. Mantener la humildad, la solidaridad y al amor al prójimo, frente a las tentaciones del individualismo y del odio.
Francisco expuso ante todos una forma de pastorado más cercana a las enseñanzas de Jesús. Haciendo carne la opción de «Caminar» junto a los pobres, a los migrantes y a los marginados.
El Papa argentino abogó por el cuidado del planeta tierra ( la casa común) el cese de las guerras y las matanzas. Y predicó la Justicia Social, denunciando que «el capitalismo mata».
Recibió y escuchó en el Vaticano a miles de peregrinos que lo visitaron, entre ellos a los representantes de ATE y la CTA Autónoma. Dando gestos de grandeza y humildad a la vez.
Supo entablar un vínculo de respeto y de afecto con la gente y con los pueblos, más allá de las creencias religiosas.
Abrazamos a los millones que hoy sufren su partida. Y llamamos a los líderes mundiales y a quienes ocupan cargos de alta responsabilidad en la Argentina a honrar el legado de paz, igualdad y justicia sembrado por el Papá Francisco