El Asesor Financiero del IAEF y dirigente provincial del Partido UNIR se expresó con respecto a la falta de quorum en la última sesión y las expresiones en minoría con respecto a «Ficha Limpia»
Aveces la camara baja nos da sorpresas gratas, como la reciente sobre ludopatia donde se pudo sesionar una norma quirúrgica que colisiona directamente con la promoción de los juegos de azar, afectando no solo la prevención de la ludopatia infantil sino para todo publico toda vez que disminuye la presencia publicitaria que incita a la práctica del potencial vicio.
Pero luego encontramos en esta mañana un evento inexplicable, que escapa de la lógica del debate pormenorizado, de las labores de comisión, de los dictámenes, de la moral misma tal vez, ¿puede haber oposición a la ficha limpia?
Sin una ley como ficha limpia, un político X puede participar en una lista Y, para lograr una banca y obtener un manto de impunidad si tiene delitos condenados en segunda instancia (Clave la cuestión de doble condena, porque respeta cabalmente principio de igualdad ante la ley, defensa y debido proceso, entre otros).
El tratamiento de esta ley, es un anhelo legislativo que lejos de buscar la proscripción política de un político X, busca una igualdad de calidad institucional para preservar la honorabilidad del cuerpo, que no pudiera jactarse de tal si tuviese en su recinto bancas con condenados por otro poder del estado argentino. Reflexionemoslo: un miembro de una honorable camara legislativa de un poder del estado, condenado por otro poder del estado pero ejerciendo. Nada mejor que una ficha limpia entonces, que impida esta situación con la misma general de la ley con la que un condenado X no puede ingresar a una fuerza del estado. ¿O acaso, un condenado en segunda instancia por un delito penal puede ser aspirante al cuerpo de oficiales de una fuerza de seguridad o armada? El espíritu de la norma busca impedir esto.
La camara baja necesita una renovación que va más allá de las fuerzas políticas sino de las practicas políticas, para que no sean éstas las que contaminan de «casta» a los nuevos legisladores, volviendolos parte del mismo problema que aqueja a los argentinos que honraron con su voto un cambio de época.
No hay excusa, el quorum se tiene que dar, los debates de cara a la sociedad deben darse, el legislador tiene que poder sostener con sus palabras la cuenta de sus acciones (e inacciones). ¿será cierta la hipótesis de un escenario deseado de confrontación electoral? De ser así ¿vale más dicho escenario o la ejecución de la voluntad del pueblo que ya voto? Si valiera efectivamente más la voluntad del pueblo ¿por que no dieron el quorum para ejecutarla y así cumplir con la representación de los argentinos?.